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Almudena Albarca, Master of Wine. P. A.
Vino, mujeres y otro adiós

Vino, mujeres y otro adiós

Dimes y diretes de los sabores ·

He querido provocar con este titular, pues no escribo 'ni a tontas ni a locas'. Y omito el estribillo que durante años cantó Manolo Escobar y que decía «¡Viva el vino y las mujeres que por algo son regalos del Señor». Eran otros tiempos, ya lejanos, menos mal. Y como no pude escribir este artículo el 8 de marzo, Día de la Mujer. Lo hago ahora con otra despedida

PABLO AMATE

PREMIO NACIONAL DE GASTRONOMÍA A LA MEJOR LABOR PERIODÍSTICA

Viernes, 22 de marzo 2019, 00:38

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Les cuento una maravillosa realidad: en el mundo del vino, hasta hace poco hermético y solo para hombres, hoy ya existen muchas bodegas cuyas enólogas son mujeres. Siempre lo he dicho en todos los medios donde trabajo y por propia mi voz: las mujeres tienen mayor sensibilidad a la hora de catar aromas, matices, sensaciones palatales y la inteligencia de sobra para saber cómo quieren que sean los vinos que ellas crían. Y uso este término, después explicaré por qué.

Hábitos discriminatorios

Me contaban que la mujer no estaba bien vista, no hace tanto tiempo, en bares y mucho menos en tabernas. Si necesitaban vino para cocinar, mandaban al mozuelo de corta edad con una botella vacía. Tímidamente, desde una esquina decía que su madre quería un litro de vino blanco 'para guisar'. Y salía pitando de aquel ambiente tabernario donde había un cartel bien visible que decía: «Se prohibe blasfemar, el cante y escupir». De hecho, el urinario -eso si lo conocí en el Bar Cristóbal- en tiempos estudiantiles era un par de puertas pequeñas abatibles -como las de las películas de vaqueros- que tapaban meramente lo justo. Imposible de usar para mujeres. Y en el famoso Café Suizo de Granada estaba separada la zona de señoras solas y de las que iban acompañadas de su marido.

¿Qué falta por aquí?

Pero hoy, gracias a Dios y a ciertas -pocas- cabezas pensantes, la cosa ha cambiado. Aunque, siempre con el concepto de la guasa sevillana, estando en un bar típico en Triana se acercó un amable camarero a un grupo de tres chicos y dos chicas. Les preguntó con alegría y soltura: «A ver, señores, ¿qué es lo que falta por aquí?» Y el joven que estaba sin acompañante femenina respondió con salero a la pregunta exclamando: «¡Mujeres!» Nadie, y había muchas chicas y hasta señoras, se sintió ofendido, pues el comentario tenía chanza y guasa, que no es machismo ni ánimo alguno de ofender.

Masters of Wine Woman

Y pensando en el Día de la Mujer, que para mí tendría que ser los 365 del año, he tenido el placer de entrevistar a la única mujer española que es Master of Wine. Almudena Alberca ha conseguido el mas prestigioso título no efímero del mundo. Que curiosamente lo otorga un Instituto Master of Wine en Londres, capital de un país que no tiene vinos, pues los que hay, son pocos y nada correctos. Si bien, hay un espumoso que no está mal. El motivo de que los británicos sepan y aprecien tanto los vinos es que toda su vida se han dedicado a comprarlos para beber lo más posible por todo el mundo, dado que no solo cerveza bebe el 'man', pues de whisky toman lo justo.

Hace calor y cuando saludo a Almudena pregunto qué quiere tomar. Son las dos de la tarde. Con total sencillez me dice: «Una cerveza». «¡Genial!», exclame. Le dije que solo dos personas habían sido francas cuando les hice esta misma pregunta-prueba. Uno hace 35 años. Fue José Peñín, que sigue siendo gran amigo y maestro. Daba una conferencia en el Hotel Torrequebrada en Torremolinos. Y la otra ha sido Almudena. Joven, nacida en un pueblo pequeño de Zamora, viviendo en Salamanca y sin raíces vinícolas en su familia. Estudió Ingeniería Agrónoma y le gusto la rama de Viticultura y Enología. Y ese rumbo tomó. Se especializó en la Universidad de Valladolid, en Palencia y en una estancia de cuatro meses en una bodega de Nueva Zelanda, que fue el detonante definitivo para seguir sus estudios vitivinícolas.

A por el título

Se matriculó en el instituto londinense y tuvo que superar pruebas como una cata a ciegas de una misma varietal. Por ejemplo la chardonnay. Y se tiene que ubicar de qué país o zona es cada vino, aun siendo la misma uva. Después llega otra de tinto y de vinos fortificados o generosos. Son varios exámenes y si no se pasa el primero no se puede hacer el siguiente. Hay que tener conocimiento de vinos y países y una larga lista de pruebas muy complejas que Almudena ha superado. Por eso es la única mujer española con tan notorio título mundial.

La mujer mejor

Le pregunto a la intuitiva Almudena por qué la mujer está más capacitada a la hora de catar un vino, aunque no tenga formación previa para ello. Conozco muchas que dicen si está bueno o no. Su inteligente respuesta es interesante. «La hembra siempre ha tenido en la naturaleza la obligación genética de cuidar a sus cachorros-hijos. Por tanto, tenía que tener los instintos muy avezados para ver el peligro o reconocer a sus crías, hasta por el olfato. Este desarrollo se aplica en todo». Hoy conozco a muchas mujeres profesionales dentro del mundo del vino y muchas más que con solo echar un vistazo y oler su copa saben si está bueno o malo. Y les importa poco la etiqueta del vino.

Bodega Palacio 1894

La señorita y gran señora Almudena Albarca Martín, estuvo unos años en señeras bodegas elaborando desde el terruño su propio estilo de vino. Tanta personalidad tiene su formación y cualidad a la hora de trabajar el viñedo que la contrató la bodega de un gran grupo señero con muchos años en la Ribera del Duero como Viña Mayor, Caserío de Dueñas de Rueda, Finca Anzil en Toro, o su mítico Peñascal de Valladolid -sin olvidar la gran Bodegas Palacio fundada en 1894 en Rioja-. Y ahí está, al frente de su dirección técnica, con la responsabilidad que ello implica. El tiempo de la entrevista se nos iba entre comentarios, opiniones, descubrimientos y puntos de vista sobre los diferentes vinos del mundo que ambos conocemos. Destacar entre sus respuestas que el cambio climático, ese fenómeno que algunos se niegan a reconocer, está modificando los paralelos entre los cuales se permite el cultivo de la vid en el mundo.

Lo mejor que puede tener un gran profesional es unos jefes abiertos a las nuevas formaciones y técnicas del siglo XXI. Los avances experimentados aprendidos de máximo nivel que tiene Almudena le confieren de sobra la capacidad para decidir cómo hacer sus nuevos vinos, maravillosos, muchos de ellos, siendo coupage. O sea, la inteligencia de saber que la unión crea y hace la calidad. Destacaría su secreto, del cual ya les contaré detalles. Por ahora, tenemos que estar orgullosos de las mujeres que nos enseñan a saber beber buen vino. Gracias señoras.

Pepe Mariscal

¡Vaya racha que llevamos! Me hace pensar que los años, mis años, no pasan en balde. Para mí, gracias a Dios, la mayoría con grandes maestros, aunque siempre hay alguno que otro que tiende a la raza caprina por su propia naturaleza. Conozco a Pepe Mariscal desde hace muchos, muchos años. Verán que escribo en presente. Para mí una persona no muere si no se olvida. Y lo único que siento es que cuando voy a su tienda de la Carrera de la Virgen, tras la compra, miro por si está allí tomando un vino. Él convida a una ronda; la otra la pago yo. Y siempre con sus amigos de siempre. Le grabé para televisión sus auténtico secadero de jamones en Monachil. Y me pirro por su queso de cerdo. Esta familia es tan generosa que ya les conté que regalaban kilos de jamón para dar merienda gratis en la caseta municipal en el Corpus a los niños. Pepe, estoy echando de menos tu sensatez, sentido común y calidad de buena persona. Brindo por tu recuerdo, siempre.

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