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La tosta de Marcos. R. G.
Desayunos para empezar el año, por Álvaro Arriaga y Marcos Pedraza

Desayunos para empezar el año, por Álvaro Arriaga y Marcos Pedraza

Norte y sur ·

Álvaro Arriaga y Marcos Pedraza, de La Ruta del Veleta, proponen unos desayunos para empezar el día y el año con energía y buen sabor de boca

MARCOS PEDRAZA y ÁLVARO ARRIAGA

Viernes, 11 de enero 2019, 12:02

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Álvaro, empezamos año y nos toca rebajar todos los excesos de comidas, cenas y dulces de las fiestas, pero además necesitamos mucha energía para afrontar el 2019. La mejor forma de tomar fuerzas para afrontar todo lo que nos trae de bueno el año es con un buen desayuno, primera comida del día, y además la más importante. Los expertos y nutricionistas no se cansan de repetirlo. Y razón no les falta. Un buen desayuno ayuda a controlar el hambre durante toda la mañana, aporta energía y vitalidad y contribuye a mantener el peso ideal.

La primera comida del día debe contener hidratos de carbono, preferiblemente de lenta absorción como los que aportan los cereales integrales, proteínas como las que aportan los frutos secos o los huevos, fibra, vitaminas y minerales; y aportar entre el 20 y el 25% de las calorías que necesitamos en el día al día.

Sin embargo, nuestros hábitos a la hora de desayunar dejan bastante que desear. Solemos abusar de la bollería industrial y las grasas trans, no tomamos los nutrientes necesarios, ingerimos un exceso de hidratos simples y azúcar y, en el peor de los casos, directamente nos saltamos el desayuno, porque no nos apetece o porque simplemente tenemos mucha prisa como para sentarnos tranquilamente en la cocina.

No tener tiempo por las mañanas para desayunar correctamente no debería ser una excusa, porque un buen desayuno no tiene por qué llevar mucho tiempo. De hecho, hay muchas opciones saludables, como una tortilla de huevos con jamón york, un plato lleno de proteínas de calidad, un yogur con frutas o frutos secos, unas tortitas de avena, muy saciantes o un sándwich integral vegetal repleto de fibra y nutrientes, se pueden preparar en menos de cinco minutos.

Muchas personas no tienen hambre cuando se levantan, incluso si han cenado poco la noche anterior. Su cuerpo necesita un tiempo para ponerse en marcha y activar el programa apetito. Sin embargo, saltarse el desayuno es un mala opción. El desayuno tiene más importancia de la que se le da.

Los especialistas en nutrición siguen intentando concienciarnos de la importancia de desayunar. Es recomendable a cualquier edad. Se insiste en los niños y adolescentes, pues están en época de crecimiento y son probablemente los más necesitados de energía.

El desayuno influye en el rendimiento de la escuela, porque mejora una forma de actividad cerebral que se llama memoria de trabajo. Se trata de un tipo de memoria a corto plazo que permite mantener varios datos en el pensamiento de forma simultánea. Es el equivalente de la fuerza muscular en el cerebro.

Cuando no se desayuna, el cerebro se ve privado de la glucosa, el combustible que necesita para funcionar a pleno rendimiento. El cuerpo fabrica la glucosa a partir de los alimentos que consumimos. El cerebro consume cerca del 25 % de toda la glucosa del organismo. Sin esa energía, la memoria de trabajo decae y con ella la atención y la capacidad de concentración.

Otra de las consecuencias de desayunar demasiado poco es que resulta más fácil engordar. Esto puede parecer una paradoja. Lo primero que hay que tomar en el desayuno es líquido y para abrir el apetito lo más aconsejable es empezar con un zumo de fruta. También se puede empezar tomando un té. No se recomienda el café con el estómago vacío.

Álvaro, ¿eres de sentarte a desayunar o de lo contrario café y a empezar el día? Si eres de los que desayunan como se debe te propongo complementar tu desayuno con esta propuesta a ver qué te parece.

Tosta de aguacate, miel y queso

Ingredientes para cuatro personas

-4 rebanadas de pan 'de verdad'.

-1 aguacate.

-100 gramos de queso fresco.

-Miel de abeja.

-50 gramos de nueces.

-Aceite de Oliva Virgen Extra.

Elaboración

Tostar unas buenas rebanadas de pan y disponer encima del mismo unas láminas de aguacate, un poco de queso fresco, nueces, miel y aderezar el conjunto con un poco de aceite de oliva.

Con muchos huevos

Mi desayuno favorito, Marcos, lo tengo claro. Más saludable o menos saludable que otros, en la primera comida del día tengo claro que el disfrute tiene un valor importantísimo, así que una buena tortilla de patatas. Un buen pincho de tortilla de patatas es sin duda alguna el mejor regalo que le puedo hacer a mi paladar y a mi estómago después de unas horas de ayuno.

¿Con cebolla o sin cebolla? ¿Con leche o sin leche? ¿Las patatas en láminas o en dados? ¿Cuál es la mejor forma de conseguir una tortilla de patatas jugosa siempre? Aquí cada uno tiene sus gustos, manías, maneras y recetas. Por lo cual todo es válido. Me voy a centrar en lo que creo que es importante para una buena tortilla de patatas jugosa.

Es fundamental utilizar patatas de piel amarilla y carne blanca, y que sea adecuada para la fritura. Yo, sin lugar a dudas, os recomiendo unas de la variedad Kennebec gallega. Hay que evitar a toda costa las patatas excesivamente harinosas, pues se deshacen al freírse y al final en vez de patatas para tortilla lo que tenemos es un puré aceitoso.

Con la variedad Kennebec se elaboran las famosas tortillas de patata de Betanzos ¡Ahí es ná...!

En el tema de los huevos, la proporción que más me gusta es usar 5 huevos y 2 yemas XL por cada 3 patatas medianas. Así se obtiene una mezcla de huevo que se cuaja a más temperatura y con la que se consigue una tortilla poco hecha jugosisima, pero que no tiene aspecto de 'moco' que es lo que suele pasar cuando hacemos una tortilla poco hecha y la clara no se cuaja.

Hay quien le añade leche para que el resultado sea más jugoso, pero mientras las proteínas de la yema y la clara del huevo coagulan cuando se eleva la temperatura y se solidifican, las proteínas de la leche no lo hacen, de hecho la leche puede hervir y evaporarse, o directamente quemarse, sin solidificarse por efecto del calor -cuajarse- en ningún momento. Por lo cual eso de añadir la leche para que quede más jugosa, al menos para mí, es un error. En cambio como os acabo de explicar, añadir unas yemas extras va a hacer que el resultado sea magnífico.

También el secreto para conseguir que el interior de nuestra tortilla quede jugoso está en el tiempo de cocción; debemos cocinarla muy poco tiempo, apenas el necesario para que el exterior se haga ligeramente. En esta elaboración es muy fácil pasarse y que el interior se cuaje, por ello debes estar muy atento ya que en poco más de un minuto tendrás que voltear la tortilla, y en otro minuto más ya estará lista para retirar de la sartén.

Si no te gusta que quede jugosa, simplemente déjala que se cocine un poco más, hasta que el exterior empiece a adquirir un bonito tono dorado. Pero hacer una tortilla cuajada, no lo aconsejo.

A la hora de elaborar esta receta te aconsejo que elijas una sartén anti adherente de dimensiones reducidas, de este modo conseguirás que la tortilla tenga cierto grosor, así el calor no penetra fácilmente hasta el interior. Si usas una sartén amplia, el grosor de la tortilla será menor, y el interior cuajará casi al mismo tiempo que el exterior, por lo que será más complicado que nos quede jugosa.

También puedes jugar con la temperatura; si nuestra tortilla es fina, podemos darle un golpe de sartén a fuego alto, con lo que lograremos que cuaje rápidamente por fuera pero sin que el calor llegue a penetrar en su interior.

Lo dicho: una jugosa tortilla de patatas, es mi desayuno favorito. Es más, lanzo una pregunta al aire, ahora que nadie me escucha... ¿Cuántos de vosotros desayunarían en la barra de un bar, en caso de que la tuvieran, media tostada de tomate con tortilla de patatas o un pincho de tortilla de patatas?

¡Ahí os dejo la pregunta!

#ÑamÑam

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