Tradición, innovación y futuro: vino de granada, un vino único
Entrevistamos a tres bodegas granadinas con vinos únicos
Jueves, 21 de agosto 2025, 11:48
Las bodegas del sur de España representan una tradición vinícola centenaria marcada por el sol, el clima mediterráneo y la riqueza de sus suelos. En la provincia de Granada, esta herencia se combina con la singularidad de un territorio que va desde las cumbres de Sierra Nevada hasta las llanuras bañadas por el Mediterráneo. Su diversidad climática y geográfica ha dado lugar a vinos únicos, que reflejan tanto la historia como la innovación de una tierra en constante evolución. Hoy, las bodegas granadinas se consolidan como referentes de calidad, fusionando técnicas tradicionales con una visión moderna que sitúa a la región en el mapa vinícola internacional
Nuestra sección comienza en el corazón del Altiplano granadino, donde la tradición vinícola se remonta a tiempos romanos y moriscos, nace Bodegas Vilaplana. Esta bodega apuesta por un modelo de producción sostenible, trabajan la viña de forma natural y elaboran los vinos con mínima intervención. Sus métodos artesanales y el cuidado en cada etapa del proceso hacen que obtengan vinos con personalidad propia.
En esta entrevista hablamos con Luis Vilaplana, CEO de Bodegas Vilaplana, para conocer de cerca la historia del proyecto, los vinos más representativos y el equilibrio que han logrado entre tradición, innovación y sostenibilidad. Además, nos ofrece una reflexión crítica sobre los retos administrativos que enfrentan muchas pequeñas bodegas en la actualidad.
Luis Vilaplana, CEO de Bodegas Vilaplana

¿Podría contarnos la historia y los orígenes de la bodega?
Bodegas Vilaplana somos un negocio familiar. Nuestra bodega está situada al norte de la provincia de Granada, conocida como el Altiplano, concretamente en el término municipal de Caniles.
Esta zona es reconocida por ser terreno de cultivo de la viña desde la época romana. En Caniles está documentado entre 1507 y hasta 1570 que fueron los moriscos quienes plantaron mucha viña en la zona. A partir de este año, con la expulsión de los moriscos y la llegada de la repoblación, se empezó a elaborar el 'vino del país' que se elabora con la variedad Jaén Blanca y es el vino tradicional del altiplano.
¿Qué tipos de vinos ofrecen? ¿Cuáles son los más demandados en la actualidad?
Nosotros trabajamos la viña de forma natural y elaboramos los vinos con muy poca intervención. Es decir, obtenemos el vino de mosto de uva fermentada sin añadidos.
Y esto es por distintos motivos: situación geográfica, clima, altitud, el tipo de suelo. Gracias a todo estos factores y nuestra forma de trabajar, es lo que conseguimos una uva de gran calidad y muy equilibrada.
Elaboramos un vino blanco que se llama 'Diez días de Marzo' con las variedades Jaén blanca (uva local) y Macabeo. Se trata de un vino muy aromático, elegante en aromas, sedoso y sabroso.
También un vino rosado 'Dos Flamencos', cuyas características son los aromas golosos en nariz y fresco en boca. Está muy bueno.
Por último, un vino tinto, «Paraje del Mincal», que está elaborado con uva tempranillo y tiene una crianza de 12 meses en barrica y 30 meses en botella. Es un gran tinto reconocido en el mercado.
Actualmente, la gente joven tiende más a vinos con graduaciones alcohólicas más moderadas, fluidos, frescos y agradables. Podríamos decir que son de los más demandados.
En 2024, sacamos al mercado la primera añada del vino tinto «Zimbra», que es un vino de estas características.
¿En qué mercados están presentes los vinos de BODEGAS VILAPLANA?
Contamos con presencia en mercados tanto nacionales como internacionales. Nuestros clientes están en Granada, Andalucía, otras zonas de España, Alemania, Suiza, Francia y Bélgica.
¿Cómo se aplica la tecnología en BODEGAS VILAPLANA?
Nosotros compaginamos la tradición con la innovación. Estamos orientados a la calidad, no a la cantidad, y muchos trabajos que realizamos en la viña y en la bodega son manuales. Eso sí, estamos muy atentos a cualquier nueva solución tecnológica que salga al mercado, siempre que sea sostenible.
¿Quiere destacar alguna otra cosa?
Pues sí, dejar constancia de la cantidad de burocracia, controles, inspecciones, solicitud de todo tipo de datos que nos exigen y que cada día se van incrementando.
Nosotros (igual que otros muchos vinicultores) debemos trabajar la viña y elaborar vino como actividad principal. No estar delante del ordenador respondiendo a cada vez más preguntas, cuestionarios, estadísticas, etc.
Las nuevas tecnologías deberían facilitar los trabajos de las pequeñas empresas, no que cada administración pública, entidad bancaria, etc. nos trasladen más trabajos administrativos.
Además, es sencillo contactar con ellos y concertar una visita si así lo desean.
Bodega Toral

Ahora, continuamos con Bodegas Toral, una Bodega joven que busca dejar huella y situada en Sierra Nevada que no solo fabrica vino, sino que lo siente.
Y es que Bodega Toral no es solo un proyecto vitivinícola. Es la expresión de una forma de vivir, de crear, de mirar la naturaleza con respeto, profundidad y propósito.
Aunque joven, cuenta con una amplia experiencia en la elaboración de vinos. Bodega Toral surge desde cero, avanzando con un enfoque autodidacta, fruto del trabajo constante, la pasión y el deseo firme de construir algo con alma. Lo que existe hoy es el resultado de un sueño llevado a la acción, con esfuerzo, compromiso y una idea clara: elaborar vinos que emocionen, que transformen, que dejen huella.
Bodega Toral trabaja con variedades tanto desconocidas como autóctonas
Bodega artesana que produce vinos sin químicos ni sulfitos, respetando los ritmos de la tierra y dejando que la uva hable por sí sola. Para ellos, hacer vino no es seguir una receta, es escuchar la naturaleza, acompañarla y cuidar cada paso del proceso.
Trabajan con variedades desconocidas, como la Cinsault, e incluso han recuperado la autóctona Torrontés. Creen que parte de su misión es dar voz a lo que estaba silenciado, honrar lo propio y hacerlo renacer con respeto y creatividad, conservando la esencia y autenticidad que solo la tierra puede ofrecer.
Creando pequeñas obras de arte como son: Serendipity, Luna de Abril, La Pastorcilla, Atrapasueños, Toral, Abuelolito, De Mamá, Guilo Dulce.
Son auténticos defensores del Geoparque de Granada y llevan la marca por todo el mundo. Orgullosos de representar su tierra a través de cada botella. Otro de sus logros fue la participación en la cumbre europea celebrada en Granada, un reconocimiento al valor de su proyecto y a la calidad de su trabajo.
Su legado está construido sobre el trabajo y la constancia que les han enseñado sus padres, y la sabiduría profunda de trabajar el campo que les transmitieron sus abuelos. Ellos les han dado las bases para entender que el cuidado, la paciencia y el respeto son claves para crear algo realmente especial.
Apuestan por nuestros vinos por su autenticidad, la calidad y la personalidad que ofrecen
Todo esto no ha pasado desapercibido. Hoy, seis restaurantes con Estrella Michelin ya confían en sus vinos incluyéndolos en sus prestigiosas cartas y menús maridajes, también lo hacen marcas de alto nivel como Puerto Banús, que han apostado por la autenticidad, la calidad y la personalidad que ofrecen, posicionándolos como una bodega de referencia dentro de los productos exclusivos de la región.
Producen 5.000 botellas al año. Una producción limitada y exclusiva, hecha a mano, con una atención casi quirúrgica en cada paso. Porque para ellos, cada botella debe contar una historia, y debe hacerlo con verdad, reflejando el trabajo y la dedicación que hay detrás de cada racimo.
Actualmente, ofrecen experiencias enoturísticas que van mucho más allá de una simple cata, «son vivencias diseñadas para reconectar con la naturaleza, para parar el ritmo acelerado del día a día y volver al presente». Porque creen que el vino no solo debe disfrutarse, también puede mover algo dentro de quien lo prueba, crear recuerdos y emociones inolvidables.
Bodega Toral es eso, «un proyecto que ha nacido para crear con sentido. Para demostrar que desde Granada también se puede hacer vino con carácter, sensibilidad y visión».
Y si algo tienen claro, es que no vinieron a encajar, vinieron a dejar huella
Puedes contactar con ellos mediante Whatsapp.
Bodegas Calvente

Por último, y no menos interesante, entrevistamos a Bodegas Calvente, que logró revivir viñedos de alta montaña para convertirlos en un referente en la región.
La historia de Bodegas Calvente comienza en 1995, cuando Horacio Calvente decidió devolver la vida a unos viñedos de alta montaña que habían quedado en el olvido. Lo que empezó como un hobby se convirtió en un proyecto apasionante que hoy es sinónimo de calidad, tradición y respeto por la tierra.
Durante décadas, muchas fincas de la zona habían sido abandonadas. La baja rentabilidad del cultivo, el cambio económico y la emigración a las ciudades en los años 60, 70 y 80 dejaron estos campos sin manos que los trabajaran. Sin embargo, Horacio vio más allá: descubrió historia, identidad y un potencial único.
Desde el principio, apostó por cultivar de forma manual y artesanal, no solo porque la orografía extrema lo exige, sino porque cree que es la mejor manera de cuidar cada cepa y respetar el entorno. Los métodos tradicionales se combinan con mejoras técnicas para crear vinos con personalidad, donde cada botella cuenta una historia.
Viñedos con carácter
Bodegas Calvente cuenta con dos joyas principales.
Castillejos, cuna del Castillejos Tinto Reserva, está situada en la Sierra de la Almijara, en el límite entre Granada y Málaga. Con una altitud de entre 800 y 900 metros, esta finca de 3 hectáreas crece en laderas con pendientes pronunciadas y suelos calizo-arcillosos y de esquisto. El sol, el clima y el terreno se combinan aquí para producir uvas de gran calidad.
Guindalera, origen del reconocido Calvente Blanco Guindalera, el Guindalera Tinto Crianza y el Laguin-da, se encuentra en la Sierra del Chaparral, entre la costa mediterránea y Sierra Nevada. Este enclave disfruta de un microclima único, «continental, pero con influencia marina». Sus 26 hectáreas, situadas entre 700 y 1.200 metros de altitud, ofrecen pendientes de entre el 15% y el 35%, con suelos arcilloso-calcáreos y de esquisto que dan carácter a sus vinos.
La vendimia: un momento especial
En Calvente, la vendimia es mucho más que recoger uvas, «es un ritual».
Todo empieza con una primera selección en el viñedo, eligiendo solo los racimos que han alcanzado el punto exacto de maduración. La recolección se realiza al amanecer para preservar la frescura de la uva. Estas se transportan en cajas de no más de 15 kilos, evitando que se dañen o empiecen a fermentar antes de tiempo. Ya en la bodega, se realiza una segunda selección manual en mesa, asegurando que solo lo mejor se convierta en vino.
De la barrica a la copa
La crianza se lleva a cabo en barricas bordelesas de 225 litros, de roble francés y americano, elegidas cuidadosamente por las características que aportan a cada vino. Cada cuatro años, el parque de barricas se renueva para mantener la frescura y calidad de la crianza.
Además, Bodegas Calvente fue pionera en la elaboración del primer vino espumoso con D.O. Granada, siguiendo el método tradicional con segunda fermentación en botella y aclarado manual en pupitres.
En su afán por innovar, la bodega ha lanzado nuevas referencias como Xate-O (blanco), Rosa-O (rosado) y Laguin-da (tinto), además de su creación más reciente: Alisma, un blanco con barrica pensado para los paladares más exigentes.
Calvente en el mundo y en casa
Desde 2004, los vinos Calvente han cruzado fronteras, llegando a países como Suiza, Dinamarca, Noruega, Alemania y Estados Unidos. Cada exportación lleva consigo el carácter de la tierra granadina.
Pero no todo es producción y exportación. La bodega también abre sus puertas al público a través del enoturismo, «visitas guiadas, catas, maridajes y recorridos por las zonas expositivas». Su sala de cata, con aforo para 24 personas, fue diseñada para recibir tanto a amantes del vino como a profesionales, en un ambiente cercano y acogedor.
Un referente de la viticultura granadina
Hoy, Bodegas Calvente es un ejemplo de cómo la pasión, la perseverancia y el respeto por la tierra pueden transformar un sueño en una realidad consolidada. Entre montañas, viñas y barricas, sus vinos son mucho más que una bebida, «son la expresión líquida de una tierra, de su gente y de una forma de vivir».
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