Gastrobitácora

Loor y respeto por el espeto

No hay mejor forma de comer el pescado en verano, a la orilla del mar. Sardinas, salmonetes, pulpos, doradas o besugos están de lujo, preparados al calor de las brasas sin necesidad salsas ni aditamentos

Jesús Lens

Granada

Martes, 18 de julio 2023, 10:57

Este julio va de espetos. Rompimos el fuego en el Tito Yayo de la playa de Cabria, en Almuñécar. Es otro de esos ritos iniciáticos ... del verano: la peña de baloncesto, la cerveza helada y las sardinas. Muchas sardinas. Este año cumplíamos 25 años, que se dice pronto, dándole la bienvenida a julio a pie de chiringuito, bañándonos más por dentro que por fuera, la verdad sea dicha. Espetos de sardinas y de pulpo. Y después, arroz con bogavante, arroz negro y tarta de mango. Mucha cerveza y, a partir de ahí, lo que surja, como los ricos y refrescantes mojitos de mango.

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Más relajados, ya en Calahonda, cayeron los espetos de El Farillo, un chiringuito remozado esta temporada por Carlos Rodríguez donde los vientos cruzados propician unas corrientes de aire frescas y de lo más agradables, algo especialmente de agradecer estos tórridos días de julio.

Además de sardinas, Manolo Prieto, Faucha, el maestro espetero de El Farillo, borda los salmonetes y los grandes pulpos, pero también se puede disfrutar de pescados más grandes, de lubinas y doradas a besugos. Un lujo para los amantes del mejor pescado fresco preparado al natural, sin salsas ni aderezos, lo que permite disfrutar de todo su sabor y textura.

Las sardinas, cuando no son muy grandes, me las trago como si fueran boquerones: enteritas y verdaderas. De un bocado. O dos. Que esas raspas tienen sabor y muchos nutrientes. Con los salmonetes soy más cuidadoso y les separo sus lomos rojizos con el mimo de un entomólogo. Despacito y con buena letra. Añadamos un tomate con aguacate y cebolleta y unos boquerones fritos desraspados y hablemos de un auténtico festín.

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Pescado a la brasa, viento, sol, mar y salitre. Es fácil olvidarnos de esos placeres sencillos de la vida que, en Granada, podemos disfrutar en nuestra maravillosa Costa Tropical. Los turistas y viajeros del norte de Europa hacen miles de kilómetros para catarlos. Nosotros los tenemos a nuestro alcance (casi) todo el año. ¡Y a tiro de piedra! Amor, loor y respeto por el espeto.

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