Viernes, 10 de febrero 2023, 00:26
Va para un año que Enrique Martínez Baena, propietario de la centenaria taberna Casa Enrique, el popular 'Elefante' de la Acera del Darro; se despojara ... de su delantal para entregarlo a Luis Alberto Montes y David Gómez.
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Así lo conté en IDEAL: «Tras el saludo, sincero y afectuoso más que puramente protocolario, los tres protagonizaron un bonito ritual, cargado de simbología: Enrique se quitó su delantal y se lo cedió a los nuevos dueños de Casa Enrique, que se lo enfundaron con el mismo respeto reverencial con que el líder del Tour de Francia se ciñe el maillot amarillo».
A continuación, uno de esos abrazos que hermanan sirvió de reencuentro de la clientela con una barra histórica. Terminaba aquella crónica con las siguientes palabras: «Sostenía Lampedusa en 'El Gatopardo' que es necesario que todo cambie para que todo siga igual. ¿Qué hay de nuevo y de viejo en Casa Enrique? Toca ir a descubrirlo en primera persona, a beberlo, a vivirlo y, por supuesto, a contarlo».
Ha pasado demasiado tiempo, pero por fin hemos ido. ¡Y qué espectáculo, oigan! En todos los sentidos de la palabra. La decoración, por supuesto. Y la carta, con esa gastronomía de taberna de toda la vida basada en chacinas de primera categoría –ojo a los ibéricos– conservas de lujo y algunos platos de cocina como el albondigón, las carrilleras al vino tinto o el rabo de toro.
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¡Y los vinos, por supuesto! Ya lo dice la leyenda impresa en la propia carta, replicando el célebre adagio inglés: «La vida es muy corta para beber un mal vino». En esta ocasión barrimos para casa nos fuimos a la Contraviesa para disfrutar de un vino de La Divisa: el Talismán 2019. Se trata de un tinto ecológico y vegano, 60% Merlot y 40% Garnacha con nueve meses en barrica de roble francés. En dos palabras: ¡ex-agerado!
Lo acompañamos de un jamón ibérico marca de la casa y de una exquisitez supina: el lomo doblado de Arcano. Y de un plato de tomate ecológico que crujía a cada bocado. Y los aceites. ¡Qué barbaridad de aceites! Probamos dos, ambos 100% picual. El Salvoreta es un espectáculo y el Tellus Magna, aceite temprano de Sierra Mágina, una virguería.
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Pero además de disfrutar del vino, las viandas y la música de guitarra en vivo, tuvimos ocasión de asomarnos a algunos de los rincones más recónditos de Casa Enrique. Que los tiene. A porrillo. ¡Y qué rincones! Obras de arte, instrumentos para la fabricación del vino y su sacrosanto Sancta Santorum.
¿Y? ¿Nos vas a dejar así? De momento, sí. Pero pronto volveremos para conocer más y mejor los secretos y las interioridades del 'Elefante', una taberna histórica que debería ser y estar catalogada como Bien de Interés Cultural, Patrimonio de la Humanidad Granadina o Monumento Nacional. Lo que ustedes quieren, pero en mayúsculas. No es baladí que la clientela se haga selfis en su interior: Casa Enrique es un establecimiento de obligado cumplimiento.
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