El restaurante de Granada donde 'te comes Vietnam'

Vietnam es uno de los países que más ganas tengo de visitar, pero como este verano también va a ser que no, ya que no podré verlo, decidí hincarle el diente. Porque Vietnam, además de para recorrerlo, viajarlo y fotografiarlo, está para comérselo. Y si no, hagan la prueba: pásense por el número 7 de la calle Sol con el pasaporte (mental y gastronómico) entre los dientes y adéntrense en un espacio único, diferente y original en Granada.

Para empezar, el continente. La decoración. Ese entorno que, efectivamente, te hace viajar con la imaginación a un país del que, por lo general, sabemos muy poco. Lo que hemos visto en las películas, la mayoría de guerra. Y eso y ná es lo mismo. Ojo a su árbol central, a los farolillos, al popular cyclo aparcado en un rincón y, en el baño, a los grandes sacos decorados con dragones.

Pero la auténtica aventura, el descubrimiento, llega al sentarse a la mesa. Eso sí, les confieso que con la cerveza no innové. Podía haber pedido la Saigón, pero me quedé con nuestra Alhambra Especial. A lo largo de mi vida he probado todo tipo de cervezas asiáticas, pero sigue gustándome más la nuestra. Y no es chovinismo. Me dejo la mencionada Saigón, la Bia Hoi o la Hanoi para cuando vaya, de verdad, al ansiado país de los arrozales. Como aperitivo vino un crujiente pan de gambas con una exquisita y suave salsa agridulce.

A la hora de pedir, o te dejas llevar por la intuición o por el consejo del atento y cuidadoso personal de sala. Nosotros hicimos un fifty/fifty. Porque los rollitos iban caer, sí o también. Y yo iba firmemente dispuesto a comer el magret de pato, una de esas carnes diferentes y exóticas que solo te pides fuera. Y en sitios muy concretos. En It's Vietnam viene con cinco especias originales del país, ya trinchado, y acompañado por arroz. Me encantó. La textura y el sabor. Y es que la herencia de la cocina francesa se deja notar en la vietnamita.

Pero volvamos a los rollitos, que son diferentes a los chinos a los que estamos acostumbrados. Conocidos como nems, se hacen con papel de arroz en el que se envuelve el relleno. Éste puede ser íntegramente vegetariano o incluir gambas, ternera, pollo o pato; pero siempre con verduras. Y acompañados de una sabrosa salsa de cacahuete. El vegetariano me encantó. Como el de ternera. Se comen con las manos y prima el frescor y el aroma de la verdura.

Y la recomendación de la casa, el plato más sorprendente de todos: el bánh xéo, una especie de pancake a la vietnamita, un plato tradicional del sur del país que se presenta en forma de tortita de harina de arroz con leche de coco que lleva brotes de soja, panceta, gambas, cebolla y que se sirve acompañado de lechuga, hierbas frescas y con una salsa de pescado tradicional. El sabor es exquisito. Y la textura, ni les cuento. ¡Cómo cruje! Una gozada. También tuvimos ocasión de probar una sabrosa lubina, muy fresca, que no sólo de verduras y carne vive el comensal entregado a la gastronomía vietnamita.

Para el postre, las opciones son más tradicionales. Optamos por una rica tarta de queso y aguacate, excelente combinación de sabores; y la tradicional tarta de zanahoria, esa que te hace sentir bien al combinar el dulce de la tarta con lo sano, sanísimo de la verdura naranja.

Me quedé con el regomello de no haber perdido alguna de las sopas, pero hace ya mucho calor y, sobre todo, así tenemos la excusa para volver a darnos una escapada al Vietnam gastronómico dentro de unos meses, cuando vuelva el frío. Lo dicho: si quieren viajar al Lejano Oriente sin moverse del centro de Granada, It's Vietnam es una inmejorable opción.

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