El Carnaval son fechas para disfrazarse, desfilar, reír y reunirse con los amigos en torno a las recetas típicas de la temporada.
Torrijas del Sur y Caldereros del Norte para el Carnaval
Norte y Sur: En tu cocina o en la mía ·
Marcos Pedraza, de La Ruta del Veleta, y Álvaro Arriaga, declaran su amor por las recetas de las fiestas carnavaleras en un repaso gastronómico, costumbrista y muy pero que muy apetitoso para celebrar durante estas fechas
MARCOS PEDRAZA Y ÁLVARO ARRIAGA
Granada
Viernes, 21 de febrero 2020, 00:36
Estamos en carnaval y existen muchas elaboraciones para celebrar estas fechas. Personalmente me quedo con una muy típica para carnaval y Semana Santa como es la torrija, postre que perfectamente podemos elaborar todo el año. La torrija es una rebanada de pan de ayer empapada en leche que se reboza en huevo y se fríe. Luego se presenta con miel, melaza o azúcar y se adereza con canela. Según las recetas y regiones, las torrijas se preparan con leche, almíbar o vino.
La torrija que propone Marcos Pedraza, con su aderezo de arroz con leche.
Álvaro, te propongo elaborar esta semana una torrija clásica a la que añadimos un extracto de arroz con leche. 'A ver qué te parece!
Torrija de arroz con leche
Ingredientes
–4 rebanada de pan del día anterior
–1 litro de leche
–200 gramos de azúcar
–50 gramos de arroz
–Piel de naranja y limón
–Canela en rama
–Aceite para freír
–Azúcar y canela
–1 huevo
Elaboración
Cortar en pan en cuadrados y disponer en un recipiente para su remojo. Poner a hervir la leche con el azúcar, la canela y las pieles de limón, añadir el arroz y dejar cocer lentamente hasta que esté tierno. Filtrar y añadir a las torrijas, reservar una parte del extracto del arroz con leche y enfriar. Dejar en remojo las torrijas al menos durante cuatro horas, sacar, escurrir y pasar por huevo y freír. Rebozar con azúcar y canela y aderezar con el extracto de arroz con leche.
Disfraces, máscaras, desfiles
El carnaval tiene por símbolos y recuerdos los disfraces, las máscaras, los desfiles, el jolgorio, la fiesta, el disfrute, y si no, que se lo pregunten a los isleños canarios, a los gaditanos, a los de Alhama o a los tolosarras. Y así un largo etcétera de diversas poblaciones españolas.
El recuerdo que tengo de los carnavales es el desfile de carrozas que se hace en San Sebastián. Desfile que casi nunca se celebraba, normal. Mes de febrero, Norte de España, litoral Cantábrico. Tienes un 90% de posibilidades de no desfilar o de no ver el desfile. Lluvia, agua y frío a mansalva. Lo mismo da. Así que para mí el carnaval representaba solamente algún día de fiesta escolar.
Pero el carnaval es como la cara B de un disco de vinilo. Si la cara A es la fiesta, el jolgorio y el ocultarse bajo un disfraz; la cara B, como no podría ser de otra manera, es la fiesta gastronómica, la del tragar, jamar y cocinar. No hay fiesta ni festividad que no vaya enlazada a una buena comida o a un menú opíparo.
Como en carnaval se bebe, pero que se bebe de verdad, son muy importantes dos cosas. Lo primero saber limpiar bien el alambique interno y la segunda, tener un buen colchón con buenos muelles dentro de la tripa de uno, donde asentar esos grados de alcohol que hemos consumido. Para ello es esencial un buen menú.
Los Caldereros en la plaza de la Constitución de San Sebastián.
En Donosti, la fiesta gastronómica del día 20 de enero, San Sebastián, patrón de la ciudad y tamborrada, se estiraba como un chicle hasta la llegada de la fiesta de los Caldereros. Los Caldereros anunciaban la llegada del carnaval y para ello se celebraban unas majestuosas cenas en las sociedades gastronómicas donostiarras.
Maravillosa fiesta previa al carnaval. Se escenifica la llegada de los Caldereros húngaros y zíngaros a la ciudad, los cuales anuncian la próxima llegada del Carnaval. Abre la comparsa el oso, uno de los animales característicos de la mitología del carnaval vasco. La comparsa de los Caldereros está formada por tribus, es decir, diferentes sociedades populares.
Uno de los elementos más característicos de esta fiesta es el peculiar sonido que emiten los caldereros al golpear con martillos los pucheros que forman parte de su atuendo. La fiesta se complementa con cánticos y bailes de las zíngaras. La vis cómica de esta celebración la ofrece la reina, quien realmente es interpretada por un hombre.
Cierran la comparsa bellos carromatos adornados con lámparas de gran colorido. La historia nos muestra a Donostia como paso y parada casi obligada de diversas tribus nómadas, de artesanos trashumantes, juglares húngaros y zíngaros. Entre los artesanos, hubo muchos que tenían como labor la reparación de las cacerolas desde muy antiguo (antes del siglo XIX).
Así que como puedes ver, una semana antes de carnaval, nos toca una buena cena en la sociedad gastronómica y una semana después otra 'cenota', dedicada al carnaval. Pero aún nos queda otra cena de las buenas, la del homenaje al Entierro de la Sardina. Ese día, el día del Entierro de la Sardina, también hay banquete de celebración.
Como puedes observar, en el Norte, en Guipúzcoa, es decir en Donostia, no hay festividad que no vaya unida a una jornada de cocina y de jamada. Somos así, todo, absolutamente todo, gira en torno a la mesa. ¿Acaso hay algo más bonito?
Ahora me pongo la bata en modo 'doctor' y te voy a dar 'dos recetas médico-gastronómicas» para que te cures. La primera es ¡come sin miedo en carnavales'. La segunda es 'que sea la mejor receta que sepas hacer'.
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