Níger El último golpe de Prigozhin en la conquista rusa de África

Con el reciente golpe militar en Níger, Europa y Estados Unidos pierden a su único socio fiable en la zona del Sahel. Y Rusia gana un aliado más... y una enorme riqueza en minerales estratégicos. Las campañas de violencia y desinformación de los mercenarios de Wagner han dado sus frutos. La muerte de su líder, Yevgueni Prigozhin, cuestiona la continuidad del grupo pero no de su sistema.
Solo han pasado unas horas desde que la multitud prendiera fuego a la puerta de la Embajada francesa en Niamey y miles de personas recorrieran las calles gritando… y agitando banderas rusas bajo el cielo azul de la sabana. Boubaca Adamou está reunido con una veintena de correligionarios en su pequeña casa del barrio de Fada Loubaotou y las noticias que llegan del centro de la capital se reciben con alegría.

Adamou es un activista antifrancés, seguidor del llamado 'movimiento M62', que exige la retirada de todas las tropas extranjeras de Níger. Para este profesor de 54 años, el reciente golpe militar contra Mohamed Bazoum, el presidente democráticamente elegido, es una bendición. «Bazoum era una marioneta de Francia», dice Adamou. Las elecciones de 2021 en las que resultó elegido presidente no se desarrollaron de forma limpia, aseguran sus compañeros. Los franceses las manipularon. Y Níger no saca ningún beneficio de sus reservas de uranio, la única que se beneficia es Francia.
Níger es un socio fundamental para la Unión Europea a la hora de contener la emigración irregular africana. Y eso también puede convertirse en un arma
Aunque la antigua potencia colonial le concedió la independencia en 1960, los franceses nunca han dejado de ejercer su tutela, explica Adamou. Y la corrupción se ha adueñado del país. Mientras tanto, miles de manifestantes a favor del golpe de Estado exhiben banderas rusas en las calles de Niamey (en la foto de apertura), una imagen cada vez más habitual en los países africanos más pobres e inestables.

Este es el quinto golpe de Estado que sufre Níger desde su independencia. Pero este es diferente. Es el último de una larga serie que se viene produciendo en la zona del Sahel: la práctica totalidad de los países de esta estratégica región africana están gobernados por regímenes salidos de un pronunciamiento militar. Desde 2020 se han producido seis golpes en la región.

El denominado 'cinturón golpista' se extiende a lo largo del sur del Sáhara, seis mil kilómetros de costa a costa del continente. En Mali, donde se calcula que hay 1500 mercenarios rusos del grupo Wagner, y en Burkina Faso, Moscú se ha consolidado como uno de los principales sostenes de los nuevos gobernantes. Con el golpe en Níger surge de nuevo la duda: ¿qué papel han tenido en estos sucesos Rusia y los mercenarios del grupo Wagner?
Níger, al igual que el resto del cinturón golpista africano, se ha convertido en un importante escaparate de las luchas de poder en el panorama geopolítico internacional. Rusia se ha confirmado como el mayor proveedor de armas del continente, además de poner a los mercenarios de Wagner al servicio de autócratas en apuros. Pero no solo eso: poco después de que Mali y Burkina Faso decidieran volverse hacia el Kremlin, los franceses se vieron obligados a retirarse de ambos países.
Aunque representantes del Gobierno ruso condenaron oficialmente el golpe en Níger, Yevgueni Prigozhin –jefe de los Wagner– se apresuró a alabar en las redes sociales la «lucha del pueblo nigerino contra los colonizadores», al tiempo que ofrecía sus servicios. Para este empresario sin escrúpulos, la asonada militar en Níger era una excelente oportunidad de ampliar sus negocios en África.

Y, tras su fracasada revuelta contra la cúpula de las Fuerzas Armadas rusas por la situación en Ucrania, creía que le permitía demostrarle a Vladímir Putin que podía seguir prestando valiosos servicios al Kremlin en África. Níger, con sus abundantes reservas de uranio, encajaba a la perfección en el esquema depredador de Prigozhin. Obviamente no ha sido suficiente para evitar que su avión se estrellase por 'causas desconocidas' tras los «graves errores cometidos», en palabras de Putin.
Los gobiernos occidentales se han mostrado extremadamente preocupados por esta posible derivada del golpe de Estado. No solo temen perder a su aliado más importante en el Sahel, sino también al último socio fiable que les quedaba en la región. Para Washington, Níger tiene una enorme relevancia estratégica.

Sus Fuerzas Armadas operan allí varias bases de drones utilizados en misiones de reconocimiento en toda la región, desde Libia hasta Sudán. Y Níger es un socio fundamental para la Unión Europea a la hora de contener la emigración irregular africana. Por su posición central, en Níger confluyen muchas de las rutas que llevan al norte, a Libia y Argelia, y son numerosos los campamentos para refugiados levantados en su territorio.
El ocaso de las democracias
Níger es uno de los países más pobres del mundo. Sus élites tienen fama de ser especialmente corruptas. En el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, Níger ocupa el puesto 189… de 191. El terrorismo islámico cada vez está más presente. Ramificaciones del Estado Islámico y de Al Qaeda extienden su influencia por el Sahel. No obstante, a lo largo de los últimos años la seguridad en Níger había mejorado ligeramente gracias a la ayuda occidental.
«A lo que estamos asistiendo es al ocaso de los gobiernos democráticos en la región», dice Alain Antil, director del Centro del África Subsahariana en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales de París (IFRI).
El pasado junio, el IFRI publicó un estudio cuya conclusión fue que el resentimiento contra Francia –y Occidente– va en aumento. Según el estudio, un factor en el creciente sentimiento antifrancés se encuentra en la propaganda en redes sociales, financiada y alimentada por Moscú.
El origen del golpe en Níger parece encontrarse en un conflicto entre el presidente Bazoum y varios de sus altos mandos. Según algunas fuentes, Bazoum se negó a renovar en el cargo al general Abdourahamane Tchiani, el comandante de su guardia presidencial. Además, Bazoum se habría mostrado contrario a una colaboración más estrecha con los líderes militares de los países vecinos, como deseaba parte de las Fuerzas Armadas. Poco después de estos desencuentros, el general Tchiani se autoproclamó nuevo gobernante del país.
La situación no ha dejado de agravarse desde entonces. A los pocos días del golpe, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) anunció que si era necesario recurriría a la fuerza para lograr la restitución en el cargo del presidente Bazoum. Desde Europa se cree poco probable que la amenaza dé paso a una intervención real. Como una de las razones se apunta a que la Cedeao no cuenta con tropas propias. Y los países llamados a aportar los principales contingentes, como serían Nigeria o Costa de Marfil, se encuentran en estos momentos al límite de sus posibilidades.
Por su parte, los gobiernos militares de Mali y Burkina Faso, aliados de Rusia, anunciaron que considerarían toda intervención en el vecino Níger como una declaración de guerra. Otro tanto hicieron las autoridades militares de Guinea. De esta manera va cobrando forma una suerte de alianza de golpistas.
En vista de los acontecimientos, Francia decidió empezar con la evacuación de sus nacionales y de otros residentes europeos, al tiempo que el M62 exigía cerrar las fronteras y poco menos que tomar como rehenes a los ciudadanos occidentales hasta la salida del país de todas las tropas extranjeras.
En su residencia de Niamey, Adamou Amadou –asesor del presidente derrocado– fuma un cigarrillo tras otro y dice que si por él fuera todos los occidentales serían bienvenidos en el país. En su opinión, solo una minoría de los nigerinos está en contra de Francia. Y Níger necesita a sus socios para sobrevivir. Entre otros motivos, porque el golpe de Estado hará que la economía del país retroceda veinte años. En el silencio tenso de su casa, el sudoroso y abatido Amadou reconoce su temor a que Níger se hunda en el caos.
La guerra híbrida que Putin quiere seguir liderando (con o sin Wagner)
No hay país que use la desinformación de una manera tan sistemática como la Rusia de Putin. Algunas veces con gran éxito, como en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, cuando su objetivo era llevar a Donald Trump a la Casa Blanca. Yevgeny Prigozhin, que dirigía el grupo de mercenarios Wagner, financió entonces una fábrica de fake news de San Petersburgo, con mil personas dedicadas a crear información falsa, como él mismo confirmó a la revista Der Spiegel.
Wagner y sus empresas asociadas son la principal arma de guerra híbrida –matar y manipular– con la que cuenta hoy Moscú. Por eso la muerte de su líder va a suponer todo un desafío para la reorganización rusa en África. ¿Podrá Putin controlar a los mercenarios y sus aliados en la región?
En los últimos años, miles de mercenarios de Wagner han llegado al Sahel junto con especialistas en desinformación que inundan de fake news esos países. Mientras unos saquean, los otros difunden noticias para que los asesinatos de civiles cometidos por los hombres de Wagner se atribuyan a bandidos. Y periodistas a sueldo difunden noticias falsas sobre las tropas de la ONU estacionadas en la región o sobre cualquier iniciativa occidental. Los titulares los dan los propios 'instructores rusos', como los llaman los locales. En el sector los denominan 'dark PR', oscuros relaciones públicas.
Siguen siempre un patrón parecido: los falsos opinadores primero retuitean durante un tiempo mensajes de grandes empresas mediáticas, como la BBC, que les sirvan de cortina de humo y les den apariencia de seriedad. Después, se lanzan a publicar mensajes al servicio de sus clientes.
Cuando un número elevado de personas ya no son capaces de distinguir entre realidad y falsedad, a los déspotas les resulta mucho más sencillo difundir su imaginario distópico. Bien lo sabe Putin.
© DER SPIEGEL
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