ÁNGELA MORÁN
Granada
Viernes, 27 de septiembre 2019
Granada Gourmet es un lugar donde la comida cobra un nuevo sentido. Cientos de recetas, tratamientos e innovaciones gastronómicas pasan por el Palacio de Congresos para que los granadinos disfruten, como no podía ser de otra manera, con el paladar. Pero Granada Gourmet llega más ... allá y se convierte en espectáculo cuando los fogones y los chefs se funden para cocinar a menos de un metro de los comensales. Se trata de la llamada: 'Cocina con encanto', una nueva forma de entender los restaurantes en los que los menús están al alcance de nuestras manos literalmente.
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Esta nueva cocina inspirada en las tendencias japonesas, consiste en la elaboración de platos en la misma mesa en la que se van a degustar. Este 'escaparate' permite observar, aprender, oler y saborear, una experiencia gastronómica inolvidable que, ayer, estuvo a cargo del restaurante El Claustro. Rafael Arroyo, uno de los chefs granadinos más reputados y el alma creativa de su restaurante, define un estilo muy apegado a la ciudad de la Alhambra en el que destacan dos líneas culinarias. Por un lado, platos de nueva creación con productos granadinos y, por otro, nuevas versiones de platos tradicionales de Granada con un estilo muy personal. Ambas líneas se vieron reflejadas en la propuesta que Arroyo transportó a las cocinas de Granada Gourmet en la noche de ayer.
El menú se desarrolló frente a veinte comensales, donde se pudo ver la mejor materia prima procedente de la provincia con una mezcla de ingredientes de mar y de montaña, siempre teniendo presentes los matices alpujarreños y de la Costa Tropical.
Los aromas inundaron la sala y los comensales pudieron deleitarse en primera fila, y nunca mejor dicho. Rafael Arroyo ofreció a los asistentes a este espectáculo un menú formado por nueve platos. Para comenzar, Arroyo eligió cuatro tapas: una esfera de aceituna, papas con boquerones, bollo de manteca con presa de Trevélez y buñuelo de queso montefrieño y fritá de calabaza. Una vez abierto el apetito, se sirvió un gazpachuelo ibérico de la Alpujarra con quisquillas de Motril. Un plato para viajar por los parajes granadinos.
El menú principal estuvo compuesto por un plato del mar representado por un calamar de Almuñécar con tomate, seguido de uno de la tierra, panceta de cerdo natural de Trevélez en su jugo. Para finalizar y dar paso al postre, el chef ofreció un sorbete de jengibre sólido, un perfecto cortante para terminar con unas torrijas del convento de Santa Paula. Las elaboraciones se acompañaron con el maridaje de Muñana, que empleó vinos blancos y tintos que sirvieron de complemento perfecto para esta especial 'Cena con encanto'.
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