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pABLO aMATE

De Cádiz a Sierra Morena

El camarero me sirvió el vino para probar. Mostró la botella por la parte de la etiqueta. Todo perfecto. Huelo el vino, lo llevo a la boca y me da un golpe de tos. Espurreo todo. El sumiller se azora. ¿Está bien, señor? Respondí: ¡El vino sí; yo reguleras!